Las desventuras de Don Agilulfo (Comentario)

Las desventuras de Don Agilulfo’ es una obra de teatro de Miguel Pacheco Vidal, basada en la novela ‘El caballero inexistente’ de Italo Calvino.
Consiste ‘Las desventuras de Don Agilulfo’ en una muestra más del trabajo literario llevado a cabo por el autor de esta pieza teatral en el campo del aprendizaje de Lengua y Literatura, a través del ‘ejercicio de comparación de géneros artísticos’, que interesa específicamente a profesionales de este campo educativo1. Es un material destinado al campo de la educación, más en especial en este caso, al ámbito universitario.
Ya en el postfacio de su novela, Italo Calvino reconoce que ha empleado un ‘efecto teatral’ al convertir la narradora de la historia, Sor Teodora, en la misma persona que Bradamante, la mujer guerrera. Miguel Pacheco, al transformar esta historia novelada en propuesta dramática, recoge este recurso y lo reconforma en un ejercicio escénico donde la narración, en un juego continuo de interacción entre el personaje que relata los acontecimientos, Sor Teodora y el resto de personajes inherentes a la acción dramática, desborda las líneas de separación entre ambos espacios, mientras que, a su vez, la acción teatral sugerida, en algún momento, propicia la ampliación de este juego de interacción hacia el espacio propio del espectador.
La obra de teatro, propone, por tanto, recoger la historia contada en la novela para convertirla en una experiencia dramatúrgica de amplios recursos con los que proceder a analizar los lenguajes narrativo y teatral empleados  respectivamente en la novela y en la obra de teatro, con el fin de aplicar el ejercicio de comparación entre ambos géneros, episodio a episodio de las peripecias vividas por el caballero Agilulfo. Por esta razón, los acontecimientos en la obra de teatro siguen prácticamente, la misma secuencia que la observada en la novela.
Los acontecimientos son prácticamente los mismos y siguen el mismo orden; se agregan, aunque pocos, algunos personajes o se les concede mayor relevancia para ajustarse mejor a la acción dramática y, en definitiva, se realiza el esfuerzo por trasladar acontecimientos, circunstancias y personajes de un género a otro para enriquecer la práctica de análisis entre géneros aludida, apoyados en un lenguaje literario teatral de particular riqueza.
Es un ejercicio sencillo y útil: solo hay que leer la novela y después, leer dramatizadamente o representar la obra de teatro, para proceder más tarde al ejercicio de comparación entre ambos géneros literarios y descubrir qué estrategias y recursos han sido empleados para trasponer el lenguaje narrativo a propuesta de acción dramática. Ofrece además la posibilidad de decidir leer o representar la obra de teatro, centrándose en uno de los episodios; es decir, emprender la lectura o la escenificación de un solo fragmento de la obra de teatro.
Hay un ejemplar depositado en la Biblioteca Nacional de España. Fue llevada a escena en 1.986 por la compañía La Fragua de León, bajo la dirección de Mª. Eugenia Navajo.


Londres, 2 de noviembre de 2.010

Radhia Pérez Mazhary
Licenciada en Filología Hispánica y Estudios cinematográficos por la Queen Mary, University of London
Asesora de Educación en Reino Unido y Profesora de inglés para extranjeros.


Después de escrito este comentario, durante el primer semestre de 2.011, el propio autor llevó a cabo una aplicación de esta propuesta en el Taller de Teatro del CAS de Sants, centro de atención a las drogodependencias dependiente del Ayuntamiento de Barcelona.
Y ha descrito la experiencia en el artículo ‘Soplar a una libélula…’, publicado por la revista Ñaque (Ciudad Real) en su nº. 68 de octubre 2011


1 Este autor recibió en el año 2.002, el ‘Premio JUAN CERVERA de investigación en Teatro Infantil y Juvenil’, por su trabajo ‘El asombro de Mnemosine’ donde proponía el ‘ejercicio de comparación de géneros artísticos’ que soporta este trabajo.